La ex fiscal estadounidense Katie Haun, luego de ejercer su cargo por 10 años, se muda a la industria criptográfica.

Los últimos años han demostrado que las autoridades reguladoras y fiscales no ven con buenos ojos a las criptomonedas. Esta opinión se reforzó cuando hace unos meses el proyecto Libra, cuyo principal representante es Facebook, tuvo que comparecer ante el Senado de Estados Unidos. Es por eso que encontrar un caso de alguien que pertenezca a ese mundo y vea con buenos ojos a Bitcoin (BTC) es poco común.

Sin embargo, Katie Haun llegó para demostrar que no todos los paradigmas y prejuicios son ciertos. La primera vez que la abogado escuchó el término Bitcoin fue hace siete años, cuando decidió dedicarse a casos sobre seguridad cibernética o criminales de cuello blanco. Su primer día, le asignaron tomar un caso sobre BTC.

“Dijeron ‘tenemos esta asignación perfecta para ti’ (…) existe una cosa llamada Bitcoin y tenemos que investigarla”.

En ese momento querían que Katie Haun creara un caso en contra de Bitcoin. Sin embargo, la fiscal empezó a ver al activo de la misma forma que al efectivo. “Bitcoin podía permitir actividades delictivas pero no era responsable”, aseguró.

Poco a poco empezó a descubrir que la tecnología detrás de las criptomonedas, Blockchain, la estaba ayudando a resolver casos y a colocar más criminales tras la rejas.

“El gobierno pudo usar esa misma tecnología para rastrear la actividad delictiva que de otra manera no hubiera podido (…) Sin la tecnología subyacente a Bitcoin, nunca hubiéramos podido atrapar a esas personas”.

La vida se vuelve más cripto

Pero el momento donde Katie Haun aprendió más sobre las monedas digitales fue cuando tuvo que resolver un crimen de cuello blanco y corrupción pública. Agentes del gobierno estaban explotando a los delincuentes de cuello blanco para adoptar criptomonedas. De esta forma, uno de los agentes incluso pudo robar alrededor de 20.000 BTC que, para el momento, estaban valorados en aproximadamente 160 millones de dólares.

Luego de eso, se convirtió en una experta del cifrado y descubrió muchos usos nefasto que se le estaban dando a estos activos. Pero aseguró que era un fenómeno similar al que había sucedido en los primeros días de Internet y los teléfonos celulares.

“A veces, los primeros en adoptar nuevas tecnologías son criminales (…) Los delincuentes siempre están buscando lagunas o nuevas formas de explotar los sistemas”.

En 2015, Katie Haun inició un programa para enseñar a otros fiscales sobre la tecnología. A su vez, empezó a dar clases sobre criptomonedas en su Alma Mater, Standford.

Su siguiente gran paso fue trabajar para la firma de inversión de riesgo, Andreessen Horowitz. Aquí debía ayudar a decidir si un socio demostraba ser fiable o no.

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