Mientras que en el 2016 China reportó el 90% del intercambio de Bitcoin a nivel mundial, el panorama cambió drásticamente en 2017, luego de que Beijing anunciara una prohibición hacia las ICOs, y del cierre de exchanges locales debido a las nuevas regulaciones.

Japón, en cambio, tomaría un rumbo distinto, entrando con entusiasmo al ecosistema de las criptomonedas. Japón es responsable de casi la mitad del volumen del comercio mundial en este sector, comparado con el 25 por ciento en los EE.UU.

El número ha aumentado desde que el gobierno aprobó una nueva ley a principios de 2017, reconociendo a las monedas digitales como una forma legal de pago.

Esto animó a algunos grandes minoristas para asociarse a exchanges locales y comenzar a aceptar la moneda digital. Ya hay más de 4.500 tiendas físicas que permiten pagos con Bitcoin, y el Nikkei (índice bursátil japonés) dice que el número tiende a incrementarse vertiginosamente.

A pesar de ello, y según Mai Fujimoto, una especie de “cripto evangelista” que bloguea y tuitea acerca de todo lo que tenga que ver con Bitcoin, también conocida como “Miss Bitcoin” en Japón, todavía su uso como forma habitual de pago es incipiente. Ella misma confiesa pagar apenas un 10 por ciento de sus gastos personales en Bitcoin, utilizando la moneda generalmente para enviar dinero fuera del país.

Apunta Fujimoto que “las regulaciones construyen la confianza en la moneda, pero la gente no necesariamente la utiliza para reemplazar al efectivo”. En Japón el Bitcoin todavía se considera una inversión, no una moneda cotidiana.

A los japoneses tal vez les tome un tiempo adoptar ampliamente su uso diario, y para ello quizás tengan que aprender más acerca del Bitcoin y demás criptomonedas.

Esto ha llevado a la aparición de un número creciente de seminarios públicos sobre ICO. Aspirantes a trader no son los únicos asistentes, amas de casa, novatos del Bitcoin, e incluso casamenteros profesionales como Chieko Date participan en los mismos. Chieko relata que llegó al curso gracias a su hijo, quien la animó a invertir. Ahora tiene 2 millones de yenes (aprox.  US$ 18.800) diversificados en cuatro monedas.

Japón no ha estado libre de problemas. En febrero del 2014, el primer exchange importante de Bitcoin, Mt. Gox, colapsó y se declaró en quiebra después de que piratas informáticos atacaran sus cuentas.

Debido a acciones como ésta, en parte, los reguladores están respondiendo con normas más estrictas, que exigen a los exchanges mantener reservas de capital mínimo, cuentas de clientes separadas, establecer normas contra el lavado de dinero y prácticas de “conozca a su cliente” (KYC).

Mike Verweyst lleva 25 años en Japón, es dueño del bar Two Dogs Taproom y, claro, acepta pagos con Bitcoin. Mike dice que, aunque paulatinamente, el número de clientes que emplea la moneda digital “extranjera” en su negocio es cada vez mayor.

No es de extrañar entonces que el país que ha marcado la pauta con sus autos y adelantos tecnológicos esté una vez más a la delantera, y el resto del mundo, de nuevo, lo siga.

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