Quizás esta sea una pregunta que alguna vez haya cruzado por tu cabeza. Es normal que hoy en día las personas tengan una deuda con algún banco, incluso sin haber solicitado algún tipo de crédito. Para eso están nuestros gobiernos, quienes amablemente nos endeudan a nosotros y a nuestros hijos por años, con el pretexto de que tenemos que buscar ese crecimiento infinito como nación.
En una sociedad que convive con la deuda, pareciera ser que nuestra dependencia de los bancos es eterna. Y cómo no, si son los mismos bancos quienes nos enferman para vendernos la vacuna.
Si piensas bien, la necesidad de los bancos surgió solamente para almacenar y custodiar el dinero, no para prestar ni para imprimirlo. La economía puede funcionar completamente sin ningún banco de por medio. Incluso antes del Bitcoin.
Hace algunos años leí un libro titulado “los 4 acuerdos” del autor Miguel Ruiz. Un buen libro que te comparte la sabiduría tolteca o al menos eso dice el autor; sobre cómo llevar una vida más ligera a nivel personal y emocional.
¿Pero qué tiene que ver esto con los bancos? Bueno, te comento. Al principio del libro el autor hace referencia a que cada individuo cuando nace, ya existe un entorno y una sociedad con reglas y normas establecidas, como religión, costumbres, idiomas; que de cierta forma moldearán la vida de este nuevo individuo; es decir, la sociedad que nos precede, ya tomó unos acuerdos previos a nosotros, los cuales tratarán de transmitirnos y enseñarnos para poder formar parte de esa sociedad como nuevos miembros.
Lo anterior, desde luego aplica para el dinero y con ellos los bancos. En la actualidad cuando nace un niño casi en cualquier país del mundo, no bien a dado sus primeras bocanadas de aire y ya la sociedad lo está esperando con una porción de la deuda pública que el pequeño infante tendrá que pagar y cargar en su vida. Una deuda que desde luego no le corresponde, sino más bien a sus abuelos y padres, pero eso a quien importa.
Solo basta con revisar un poco de historia para entender que los bancos hoy en día no son necesarios, en absoluto. Los bancos, iniciaron cuando las personas necesitaban de un lugar donde resguardar su dinero que por aquellos entonces era el oro y la plata. Sí su único propósito inicial era solo custodiar el dinero, nada más que eso.
Hasta hace relativamente poco, el oro y la plata eran las principales monedas que utilizaban las personas. Sin embargo, estos metales son pesados y era muy arriesgado e incluso “ruidoso” andar con las monedas de un lugar a otro. Así que la mejor alternativa era buscar a alguien que pudiera cuidar sus monedas.
Desde luego no se la darían a cualquier vagabundo, sino más bien a personas con las posibilidades de proteger los bienes, quienes aceptaban hacerlo a cambio de una comisión. A estas personas se les conocía como orfebres.
Para formalizar el acuerdo bastaba con sellar y firmar un vale, que respaldaba al depósito realizado. Era una especie de pagaré o cheque que se podía reclamar en cualquier momento que se quisiera. Cualquiera que quisiera podría ir con ellos y obtener el metal precioso que respaldaba dicho vale. Es decir cada vale significaba oro o plata almacenado.
Las personas no tardaron en darse cuenta que “los vales” al ser conocidos por todos en el rumbo, resultaban más prácticos como medios de cambio y servían como si fuesen dinero. Fue cuestión de tiempo que la economía local pudo funcionar con solo vales y sin ni una sola onza de metal en circulación. Esto resultaba ser más cómodo.
Ahora los nuevos banqueros tenían en sus almacenes el oro y plata disponibles, que cualquier persona con un vale podría ir a cambiar.
Si bien, todo pudo funcionar de esta forma sin ningún problema hasta que un banquero decidió emitir más vales de los que se podrían reclamar. Los nuevos banqueros notaron la ventaja que tenían al emitir los vales respaldados pues las personas confiaban en ese respaldo, por lo que se vieron tentados en abusar de esa confianza y decidieron emitir muchos más vales de los que podrían respaldar con metales.
Esto dio a los nuevos banqueros una ventaja inigualable por sobre cualquier persona o autoridad, pues literalmente tenían el control de dinero ilimitado en sus manos. Y el hecho de que estos nuevos banqueros representaban la concentración de la riqueza local, pronto fueron capaces de seducir a los gobiernos en turno para trabajar en una “simbiosis corrupta”.
Esto ha sucedido sutilmente, al grado que siglos después asumimos que lo que emitan los bancos (vales en exceso) es lo correcto, pues sino son ellos, entonces ¿quién? Creemos que alguien tiene que hacerlo porque los necesitamos para nuestra economía; cuando la realidad es que no.
Para desgracia nuestra, esta práctica sigue vigente. En donde ya ni siquiera hay metales de por medio que respalden cada vale o billetito que se imprime. Se fue quedando en el olvido que significaban cada vale y las nuevas generaciones solamente toman ese “acuerdo” o norma establecida para su convivencia diaria, sin cuestionarla.
En resumen, el dinero que actualmente utilizamos funciona porque la gente cree que funciona; ni siquiera tiene idea de si hay algo que lo respalde mas que la “confianza” hacia quien lo emite.
Sin embargo, debemos entender que un acuerdo establecido por una sociedad o generación que nos precedió, no significa que sea lo mejor o que no se pueda cambiar.



La necesidad de resguardar las monedas de oro y plata, estaba presente porque esa era la forma del dinero. Hoy en día, ya no es así. La forma del dinero ha cambiado, y ha pasado a ser desde minerales hasta bits. Lo cual ha modificado exponencialmente la capacidad de almacenamiento, traslado y envío de dinero de una persona a otra. Y si los bancos surgieron para custodiar la riqueza, pues ahora nosotros podemos hacerlo.
Ahora las personas son capaces de tener bajo su custodia su propio dinero sin necesidad de un tercero. Ya ni siquiera tienen que tener confianza en el dinero que usan, saber de donde viene o quien lo hizo. Sino más bien en las matemáticas las cuales por consenso validan cada movimiento del dinero en tiempo real, y cada 10 minutos se audita su autenticidad. Ya tenemos la tecnología.
Si pensamos un poco, ¿Qué aporta un Banco a la economía?, ¿Qué producen para ser los más ricos?, pues en realidad nada, lo único que han inventado han sido los cajeros automáticos. Pero lo cierto es que además de custodiar la riqueza de las personas y de las naciones, tienen el “derecho legal” de suministrar liquidez (crear dinero de la nada, como los vales), así como decidir a quién le prestan esa liquidez y confiscar la riqueza de quien lo desee, cómo si fuera de ellos, cuando se supone que solo lo resguardan.
Y es por eso que hoy en día, los bancos y los gobiernos de todo el mundo, ven en Bitcoin una amenaza, porque eso implica perder el control y el “derecho legal” sobre la riqueza de los individuos. Pues no lo pueden manipular a su antojo, como pasó con el oro. Pero a diferencia del oro, Bitcoin es ligero, invisible y silencioso.
Como generación, tenemos la responsabilidad de cambiar y adoptar nuestros propios acuerdos sobre el dinero.
Bitcoin ha surgido como el nuevo acuerdo que nos otorga libertad y soberanía sobre nuestro dinero. En nosotros está si lo adoptamos o no. Debemos permitir que este nuevo acuerdo se extienda por el mundo. Cada persona debería ser libre de elegir que dinero usar, pero, sobre todo, debería ser capaz de manejar su riqueza como mejor le convenga y plazca.
No olvidemos que el oro y la plata no son valiosos por ser oro y plata, son valiosos porque nosotros le hemos atribuido ese valor. En otras palabras; como civilización hemos llegado al acuerdo generalizado de que son valiosos; porque creemos que son dignos representantes de nuestra verdadera riqueza, ya que son escasos, duraderos y no se pueden crear de forma ilimitada.
Y si nosotros atribuimos al Bitcoin el valor de representar el empoderamiento que les otorga a las personas para almacenar y transferir su riqueza, sin nadie de por medio, sin nadie más que lo controle, sin que nadie lo pueda crear a voluntad; ¿Qué más valioso podría ser?
Es por eso, que pienso que llegado a este punto sabremos que el dinero real el que simboliza el trabajo, creatividad, conocimiento, energía, tiempo y esfuerzo de las personas habrá ganado por encima del dinero que imprimen unos cuantos. Sería entonces una verdadera economía de valor y el dinero representaría la verdadera riqueza que se produce.
Recuerda, que el valor del Bitcoin está en función del empoderamiento que nos da, el costo de la energía necesaria para minar cada unidad y sobre todo de lo que estás dispuesto a dar a cambio por aceptar dicha unidad. De esta forma, podemos entender que el Bitcoin tiene la capacidad de almacenar y transmitir valor real. Tú puedes ser tu propio Banco sin fronteras y sin restricciones para el manejo y control de tu dinero.
Me despido con algo que nunca debemos olvidar:
“La esencia del Bitcoin, es darles soberanía y libertad a los individuos sobre su dinero para el control de sus riquezas”