Como hemos expuesto en diversas ocasiones, las Inteligencias Artificiales requieren entrenamiento para su funcionamiento, mediante el machine learning , por lo cual los desarrolladores han utilizado como opción los juegos como una forma de enseñar a sus modelos.

Esta tendencia ha producido generaciones de IA los agentes son cada vez más adeptos a los juegos, a dominar “Go”, “DOTA 2” y otros títulos. Los desarrolladores de DeepMind, la subsidiaria enfocada en IA de Google, han desarrollado un “agente de inteligencia artificial” que puede colaborar con humanos para ganar un juego.

El juego a probar es “Quake III“, un juego de disparos que presenta un modo de “captura de la bandera” basado en el equipo: los jugadores deben viajar al otro lado del mapa, tomar la bandera del enemigo y regresar a su propio lado. La bandera se deja caer si el jugador que la sostiene muere en tránsito. Para ganar, los jugadores de cada equipo deben colaborar exitosamente entre sí; por ejemplo, defender al jugador con la bandera mientras intentan cruzar el mapa.

DeepMind colocó a su IA a jugar 450.000 rondas de “captura la bandera” en unas pocas semanas. Aunque la IA comenzó realizando movimientos aleatorios, finalmente se enfocó y “superó la tasa de victorias de los humanos en los mapas que ni el agente ni el humano habían visto anteriormente”, según un documento publicado sobre el proyecto.

Como el New York Times señala, DeepMind brinda con la IA las habilidades de colaboración aprendidas que van mucho más allá del juego; por ejemplo, podría capacitar a los robots para que trabajen de manera efectiva junto con los trabajadores del almacén. También podría beneficiar a la naciente industria de la conducción autónoma, donde los autos y camiones pilotados por máquinas tendrán que compartir la carretera con los conductores humanos.

Sin embargo, los juegos son muy diferentes del mundo real. Comenzando que los juegos se basan en un conjunto de reglas claramente definido, y los tipos de eventos que pueden ocurrir dentro de una sesión de juego son predecibles; la vida real es cualquier cosa menos predecible. Por esta razón, cualquier IA que busque realizar tareas junto con los humanos tendrá que manejar todo tipo de aleatoriedad y rarezas.

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