El manejo del dinero puede corresponder a prioridades distintas para cada quien dentro de una relación y a partir de ahí se forman las peleas. Aprender a hablar de ello con naturalidad de las finanzas es importante para tener una relación más abierta y sensata.
El amor, el sexo, la comunicación y el respeto son pilares fundamentales en una relación de pareja, al mismo nivel de importancia se encuentra el dinero, o más bien, el manejo del mismo. Sin duda, el dinero es uno de los aspectos de la relación que genera más discordia.
A pesar de ser un tema crucial, no suele discutirse abiertamente, pues con frecuencia se considera de mal gusto mezclar el amor con el dinero, pues este tiene una connotación negativa en tanto que está relacionado con el poder, juego de roles, mal entendidos, etc. Pero lo cierto es que evitar el tema del manejo de las finanzas solo traerá complicaciones en la relación.
Nunca es tarde para hablar de ello, estar con alguien que está en la misma página financieramente crea mucho mas equilibrio y armonía dentro de la relación, puede ser muy resentido si estas con alguien que no ve el dinero de la misma manera que tú.
Definitivamente no se trata de la cantidad de dólares, ya que se dan los casos de personas que tienen diferentes tramos de impuestos y sin embargo esto no ha sido emprendimiento para encontar el amor verdadero.
Seguir al instinto que aplicamos cuando salimos con alguien también debeos usarlo al momento de de aplicar en las finanzas.
Según expertos estas son algunas de las banderas rojas que te dejaran en claro que tu pareja tiene una relacion con el dinero muy distinta a la tuya.
- Él- Ella no tiene una billetera.
- Todavía vive en casa con sus padres.
- No tiene idea de que hacer con los impuestos.
El dinero no es todo lo fundamental dentro de una relación, es una pieza fundamental, pero no lo hace todo posible. Tener una buena relación con el dinero al mismo tiempo que la tienes con tu pareja es posible e incluso beneficioso, no necesita ser aterrador, horrible ni mucho menos un tabú, puede ser algo donde se enseñen unos a otros, pero para ello debes tener buena actitud.
Mentalidades que llevan a conflictos por las finanzas
Considerar el dinero como símbolo de poder. Es la mentalidad de quienes creen que las personas valen por lo que tienen, o por lo que pueden aportar. En consecuencia, “el que tiene más o gana más se cree superior y con más poder”. Cuando esta mentalidad se trae a la relación, las parejas experimentan resistencias para compartir el dinero, desigualdades e injusticias que desequilibran el interior de la relación matrimonial.
Actitudes machistas. Desde esta actitud se cree que el hombre es el que debe, no sólo ganar el dinero, sino también manejarlo y tomar todas las decisiones relacionadas con el mismo. En muy raros casos él y ella ganan la misma cantidad de dinero.
Si el dinero de ambos no se pone en un fondo común, entonces quien gana más y aporta más a la economía de la pareja podría, consciente o inconscientemente, percibirse como la persona con más derechos y por tanto, como la que debe tomar todas las decisiones relacionadas con dinero. Correlativamente esto puede poner en una situación injusta a la persona que no trabaja o que gana menos dinero.
En la mayoría de los casos, son las mujeres las que ganan menos, pues hay una brecha de género existente en términos de ingresos. Sin embargo, no es extraño que suceda al revés, y sea el hombre el de ingresos menores.
No hablar en términos claros de ésta situación y simplemente convivir con ella genera momentos incómodos y sentimientos tales como:
Culpa: la parte que gana menos siente culpa si compra algo para sí mismo porque no se ha ganado ese dinero propio.
Resentimiento: si el que gana o aporta menos a los gastos del hogar, compra cosas que no son tan esenciales crea resentimiento en el que más ingresos aporta, y genera además sentimientos de ingratitud o de que el esfuerzo no es compartido y recae en él/ella solamente.
Mentiras: ocultar la verdad al otro o directamente mentirle sobre los gastos que realiza para evitar problemas maritales en realidad los empeora cuando salen a la luz. Gastar de más y encubrirlo es uno de los peores errores que se pueden cometer con la pareja.
Sentimientos de superioridad: a veces, la persona que más ingresos genera se siente superior o con más derechos a hacer gastos o a tomar decisiones financieras por sí solo sin consultar a su pareja.
Desigualdad: la persona que no genera ingresos o lo hace en menor medida, suele postergar o negar necesidades porque no se sienten en “derecho” de gastar dinero en ellos; así es como, muchas veces deciden evitar gastos en vestimenta, inclusive en médico o entretenimiento.



¿Qué hacer?
Expertos aseguran que hablar y compartir sus necesidades es lo mejor. Cuando las líneas de comunicación fallan, todo se desequilibra dando lugar a cosas nocivas.
Si uno siente culpa por gastar un dinero que no gana, o si tu pareja está gastando demasiado o a veces no te atreves a pedirle dinero para algo necesario, tienen que hablarlo y compartir las necesidades de cada uno, de manera que ninguno se sienta menos que el otro o con menos derechos.
Aunque uno de ustedes gane menos, quizás esté haciendo una labor importante dentro de la relación o ayudando de otras formas.
Hay una confianza de base, pues tienen que fortalecerla con ésta interacción sincera sobre las cuestiones financieras. Hablando de manera amable y cariñosa, sin acusar al otro es como se debe empezar.
Hagan un presupuesto
Pongan en común los gastos variables, fijos y los ingresos del hogar; sin olvidar incluir las necesidades de cada uno.
La clave es respetarlo luego, sin que uno caiga con la responsabilidad de “complacer” los caprichos de otro, , y/o sin que ninguno se sienta inferior al otro y deba postergar o incluso abandonar la idea de comprar algo que necesita.
Para ello puedes empezar haciendo algo distinto:
1. Tengan reuniones financieras
Hacerlo al menos dos veces al mes fortalecerá la comunicación y será un buen canal de expresión constante sobre lo que quieren, necesitan, si hay que realizar ajustes o simplemente para ver que todo va bien. La primera a mitad de mes para evaluar el rumbo y la segunda a fin de mes para asegurarse que tienen las cuentas al día.
2. Dividan tareas
Aunque uno de los dos gane menos, no significa que trabaje menos. Lo ideal es que cada uno aporte su granito de arena en las responsabilidades y obligaciones si como pareja ya comparten un hogar para que nadie sienta que está haciendo más que el otro, y de igual forma, saber ver el esfuerzo del otro aunque eso no genere igual o más ingresos.
Después de todo, la pareja debe ser un equipo, tienen que empujar para el mismo lado y no convertir la relación en una competencia.
No dejen que asuntos financieros deterioren la relación, más bien conversen honestamente y planifiquen juntos cómo manejar las desigualdades y cómo caminar juntos y en la misma dirección.