Aunque Amparito sea mala paga, en Venezuela esta ocurriendo el fenómeno del auge de intercambiar criptomonedas por bienes y servicios, sumándose cada día más empresas y tiendas para facilitar el pago por parte de los venezolanos. Anda y dile al tambonero que las hallacas y el pan de jamón podrán comprarlas con DASH.
Para comprender este auge de pagos, se debe conocer la situación de Venezuela, la cual atraviesa una hiperinflación del 200% intermensual, tendiendo a finalizar el año con más de un millón de inflación acumulada para fin de año según consultores nacionales como Ecoanalitica y Econometrica, respaldado por predicciones realizadas por el FMI. Con variaciones de precios tan altas, aunado con problemas de acceso a divisas, poseer la moneda local no cumple la función de capacidad de ahorro.
Luego, a inicios de 2018 gracias al boom de las criptomonedas de 2017 al sonar del cañonazo, llegó a Venezuela la criptomoneda conocida como DASH, trayendo consigo una infraestructura para facilitar los medios de pago en el país.
Cuando los usuarios descubrieron que pueden hacer sus compras con un activo que no pierde su valor tan rápido como su moneda local, se dio el boom de DASH por todo Venezuela, especialmente si eres de la capital. Esto te permite saltarte la burocracia excesiva de los bancos, los problemas de los puntos de venta (si es que hay) y mantener sus ahorros.
Se debe resaltar que, incluso con la caída ocurrida recientemente, no supera la depreciación que ocurre en el país cada mes.
Con todo el año acumulándose alianzas, experiencias y clientes, a fines de 2018, Venezuela es el país de toda América en flujos de DASH, compitiendo con continentes asiáticos que también usan esta criptomoneda. Se debe resaltar que estos países sufren de sobrepoblación y complicaciones para adquirir cuentas bancarias, como China.
Llegó la hora de brindar con alegría, DASH revive el sueño de varios venezolanos por comerse su hallaca con bollito.
