La semana pasada, en la conferencia Crypto Evolved en Nueva York, un representante del Buró Federal de Investigaciones, FBI, declaró que la principal agencia de aplicación de la ley de Estados Unidos actualmente tiene ciento treinta investigaciones activas relacionadas con criptomonedas.

El agente Kyle Armstrong señaló que este número no era más que una “pequeña parte” de los miles de casos en los que el FBI estaba trabajando, pero que también representa un aumento en la actividad.

Los comentarios de Armstrong dieron una ventana a la actitud del FBI hacia el fenómeno cripto. Aunque la agencia observa una posición respecto a las criptomonedas y su uso, está expandiendo su alcance al empleo de activos digitales en actividades delictivas como el tráfico de personas, la extorsión y el contrabando de drogas.

El FBI está muy consciente de la creciente popularidad de las monedas digitales entre quienes perpetran estos crímenes, y está actuando en consecuencia.

El FBI también está aumentando sus recursos en el campo de las investigaciones de criptomonedas. En su presupuesto de 2018 solicitó US$ 21 millones y ochenta nuevos empleados para mejorar su capacidad en esta área, y se espera que solicite aún más próximamente.

Estas solicitudes han tenido buena recepción en el Congreso de los EE. UU., aunque en general sigue habiendo escepticismo con respecto a los asuntos concernientes a las criptomonedas. De hecho, la Cámara de Representantes acaba de aprobar un proyecto de ley que ordena al contralor general investigar el uso creciente de monedas digitales en las industrias del tráfico de drogas y el tráfico sexual.

Para combatir el aumento del criptocrimen, las autoridades deberán adoptar estrategias y técnicas que reflejen los aspectos revolucionarios de Blockchain. Por ejemplo, el FBI primero debe reconocer que no puede detener este comportamiento sin la cooperación cercana de otras agencias en todo el mundo. Las criptomonedas son un fenómeno global, y así también deberían ser los esfuerzos para evitar que sean utilizada por delincuentes.

En un sentido más amplio, los gobiernos deberán reconocer la legitimidad de los activos de blockchain, y tratar de incorporarlos a sus sistemas financieros. En el mismo contexto, los desarrolladores de cripto, los defensores y otros expertos deben ser alistados como aliados, no adversarios, de la aplicación de la ley.

Aunque la comunidad cripto puede estar en desacuerdo con las autoridades en cuestiones como la privacidad y el libertarismo económico, existe un consenso generalizado de que las criptos nunca debe ser utilizadas como una herramienta por aquellos que se benefician de la violencia y el sufrimiento humano.

Blockchain también puede ser una ayuda poderosa en la lucha contra el crimen. Su capacidad para mejorar la logística y la comunicación podría ser utilizada para revolucionar la aplicación de la ley. Si bien es cierto que los delincuentes pueden aprovechar la tecnología para ocultar sus activos, también es cierto que organizaciones como el FBI pueden utilizarla para rastrearlos, reunir pruebas y finalmente llevarlos ante la justicia.

Al igual que todos los demás aspectos de la revolución de la cadena de bloques, los usos de los libros distribuidos apenas comienzan a entenderse. Con toda probabilidad, el mundo se convertirá en un lugar más seguro y pacífico como resultado de su adopción.

El mayor interés del FBI en los asuntos relacionados con las criptomonedas es una extensión natural de la inevitable marcha de la cadena de bloques hacia el uso general. Refleja el hecho de que la aplicación de la ley es otra área que se ve afectada por la tecnología.

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