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Durante numerosas generaciones, el dominio global del dólar estadounidense es un elemento que se da por descontado. Incluso, durante la era de la Guerra Fría, el billete verde nunca estuvo bajo amenaza. Sin embargo, algunos temen que el tiempo del reinado de esta moneda podría aproximarse a su final. Paradójicamente, la principal amenaza proviene del gobierno que quiere «hacer a EE. UU. grande nuevamente». 

Según expertos, el volátil temperamento del presidente Trump hace de su política un juego de adivinanzas que muchos inversores no están dispuestos a jugar. En ese sentido, la impredecible agenda del presidente republicano ahoga al dólar, lo que dificulta al país norteamericano el financiamiento de sus déficits. 

Esto último lo plantea un reciente trabajo de Bloomberg en el que se considera al presidente Trump como un espanto para los inversores. «No hay mejor barómetro del repudio de los inversores globales a las políticas del presidente Donald Trump que el dólar», apunta el trabajo. Seguidamente, agrega que desde la subida de Trump a la presidencia el dólar pierde en dos dígitos frente al euro, la libra y el franco.

El dólar actualmente está en negativo contra todas y cada una de las monedas de mercados desarrollados. La última vez que el billete verde sufrió una paliza de tal magnitud fue en 2010. En ese entonces, la Reserva Federal imprimió dinero a discreción para financiar al quebrado sector bancario tras la crisis de 2008.

El trabajo remarca que son numerosos «los pilares clave de la agenda de Trump» que alejan a los inversores. Esto último se constituye como una severa amenaza al dominio global del dólar.

¿Dominio del dólar en peligro?
Pérdida de terreno del dólar durante el gobierno de Trump. Fuente: Bloomberg

El dominio del dólar enfrenta una prueba de fuego

Para recuperar la confianza en el dólar, el gobierno de Trump debe superar algunas barreras complicadas. Entre ellas se destaca la relacionada con las tarifas, las cuales agitaron a los socios comerciales y generaron enormes problemas en el comercio.

Otro de los elementos de peso que no se deben subestimar fue el empuje para recortar los impuestos. Esto último tiene un efecto notable en el aumento del déficit y de la deuda. Curiosamente, Trump fue uno de los paladines de terminar de una vez por todas con el gasto excesivo para evitar el incremento de la deuda.

Un tercer elemento de peso fue (y es) la descarada presión sobre la Reserva Federal para que aplique recortes de tipos. Esto se convierte en una amenaza a la independencia del banco central en su proceso de toma de decisiones basadas en datos y no en agendas políticas. Desde luego, esta actitud de la Casa Blanca no puede ser vista de manera positiva por parte de los capitales. 

Pero si estos elementos son terribles para el dominio del dólar, lo que más perturba a los observadores es la indiferencia de la administración Trump ante la pérdida de poder de la moneda. Aunque hablan constantemente de un dólar fuerte, es poco lo que hacen para detener el declive de esta moneda, lamenta el trabajo.

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