Hay una pregunta que rara vez se hace: ¿hay crecimiento económico real ahí fuera que sea lo suficientemente fuerte como para proporcionar capacidad de pago de la deuda? A pesar de lo que nos dicen los bancos centrales, la respuesta parece apuntar a que no. Estamos ahora en un año de expansión, pero esta expansión ha sido extremadamente débil y ha sido alimentada por préstamos y gastos masivo del sector público y consumo aumentado del sector privado, también basado en los préstamos.

La deuda de los gobiernos, las empresas y los hogares a nivel mundial ha aumentado en casi un 50% desde los años anteriores a la crisis financiera de 2008, llegando a $ 246,6 billones a principios de marzo de 2019, según los cálculos del Instituto de Finanzas Internacionales, una asociación de empresas financieras mundiales, notificado por The Wall Street Journal.

Aunque el fuerte crecimiento simplemente no se da, los bancos centrales están ahora elevando los tipos de interés de forma generalizada, y el motivo es doble: primero, se dan cuenta de que los estímulos monetarios y la política monetaria no podían continuar indefinidamente y de que han creado burbujas peligrosas.

Segundo, necesitan la herramienta de la política monetaria cuando golpee la inevitable recesión, que saben que no está lejos.

Pero elevar los tipos en el contexto de niveles récord de deuda corporativa y doméstica no sólo empeorará la próxima recesión (empujando a las clases medias y trabajadoras en dificultades hacia el abismo) sino que provocará también derrumbes en la vivienda y la bolsa, quiebras masivas y una nueva crisis bancaria de una magnitud que estará más allá del poder de los bancos centrales

No hay duda de que el fracaso en abordar los problemas de la deuda excesiva y el comportamiento negligente o criminal de los bancos, o en anular modelos económicos erróneos han preparado el escenario para una crisis todavía peor que la de hace una década.

La salida real de este embrollo en un medio o largo plazo, es transformar las economías de manera importante, reducir el desproporcionado y descontrolado poder de las empresas sobre los trabajadores, eliminar su control sobre los medios de comunicación, los políticos y los dispositivos del poder político, restringir las actividades en las que se permite participar a los bancos, y hacer asequibles de nuevo bienes y servicios que son derechos humanos básicos: agua, energía, vivienda y educación.

Ahora bien, ¿puede las criptomonedas ser consideradas un activo de refugio ante la incertidumbre financiera?, la reacción de los inversores últimamente hace pensar si el mercado ya considera a las cryptos como una opción segura.

Se trata de un activo que conlleva riesgos, sin embargo, analistas ya comienzan a planteársela muy en serio en la medida que se trata de un activo digital al que puede accederse desde casi cualquier parte del mundo y las criptomonedas cada vez más ocupan esa capacidad de generar valor en los momentos de incertidumbre o de crisis, contando con una elevada probabilidad de mantener sus beneficios e incluso de incrementarlos.

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