En un mundo globalizado, en donde el Coronavirus, una enfermedad nacida en China, puede llegar a todo el mundo en cuestión de semanas, tenemos una responsabilidad tremenda hacia los demás y hacia nosotros mismos.

El COVID-19 continúa avanzando a nivel mundial, causando estragos en la salud y la economía. En estos momentos, es necesario recordar lo vulnerables que somos y lo mucho que podemos ayudar a la lucha contra esta enfermedad acatando las instrucciones oficiales.

Una enfermedad de China en un mundo globalizado

El Coronavirus es, probablemente, el mayor reto al que ha tenido que hacer frente la humanidad en décadas. Ya que colocó a absolutamente todos los países uno al lado del otro, para luchar por la recuperación de quienes están afectados por la enfermedad. Y para evitar que la velocidad de contagio del mismo, termine haciendo colapsar nuestros sistemas de salud.

Y es que, en un mundo globalizado, una pandemia que se contagia a través del contacto físico entre una persona sana y una enferma, tiene el potencial de afectar a millones de personas en cuestión de días.

Tan solo pensemos por un momento en la cantidad de personas que se movilizan de China al resto del mundo cada año y veremos la magnitud del reto que enfrentamos.

En el año 2018 se realizaron 149,7 millones de viajes por parte de ciudadanos chinos fuera de sus fronteras. Esto significa que por mes son millones y millones los habitantes de China que visitan otros países. Eso sin contar los millones de turistas y empresarios que viajan al gigante asiático cada año y que también fueron susceptibles a contagiarse del virus.

Recordemos que, a pesar de que la lucha contra el Coronavirus por parte de China comenzó a mediados de enero de este año, se identificó al virus desde noviembre del año pasado.

Esto significa que, por al menos dos meses, millones de personas entraron y salieron de China volviéndose focos de contagio potencial. Eso sin contar las decenas de miles de personas que aun hoy viajan hacia o desde China.

Este intercambio de viajeros internacionales, no es algo malo per se. Es simplemente una consecuencia de vivir de en un mundo más prospero y globalizado.

Sin embargo, sí es un elemento a tener en cuenta cuando los principales gobiernos del mundo batallan por “aplanar la curva”.

Aplanando la curva

Aplanar la curva no es otra cosa que el reconocimiento de que los sistemas de salud del mundo tienen un límite.

A pesar de todo el desarrollo que han tenido los hospitales y el sistema médico en general durante las últimas décadas, nuestros sistemas de salud se encuentran francamente desprotegidos frente a una pandemia ante la cual no poseemos defensas.

Si la velocidad de contagio del virus es demasiado rápida, la cantidad de pacientes que requieren cuidados especiales será demasiado grande, incluso para los países más desarrollados. Incluso cuando la mayoría de los pacientes no requieren de estos cuidados para superar la enfermedad.

Llevando a casos dramáticos como el de Italia, en donde las cifras de contagios y muertes superan ampliamente a las de la mayoría del mundo.

De allí la urgencia de aplicar medidas de distanciamiento social. Las cuales pueden hacer que la velocidad de contagio, incluso en un mundo globalizado como el nuestro, caiga lo suficiente como para ser manejables por los servicios de salud.

¿Y la economía?

Por supuesto, todo esto no deja de tener un fuerte impacto en la economía. El distanciamiento social incluye la práctica suspensión de todas las actividades comerciales, como se puede ver en China desde enero.

Esto interrumpe fuertemente las cadenas de suministros a nivel local y mundial. También la demanda energética de países enteros. Y, por supuesto, envía señales negativas a los mercados.

Así que, no es de sorprender que la semana pasada se viviesen tres días de fuerte caída en las principales bolsas de valores a nivel mundial. Que pusieron de rodilla a las economía internacional, al acabar con la confianza de los inversionistas en los mercados en cuestión de horas.

Desde China hasta Nueva York todo el mundo se ha visto afectado por el Coronavirus
Gráfica S&P 500 – Desde China hasta Nueva York todo el mundo se ha visto afectado por el Coronavirus.

Y frente a este colapso económico, que no hace sino empeorar la crisis humanitaria generada por el Coronavirus, las criptomonedas se convierten en un aliado fundamental de la recuperación económica. Pues, incluso en los momentos más difíciles de la recesión de la semana pasada, monedas como Bitcoin supieron recuperarse luego de una dura caída inicial.

Por lo tanto, parece ser un buen momento para considerar la adquisición de criptomonedas como parte de una estrategia de inversiones a mediano plazo. Que aproveche un momento en el que el precio del Bitcoin y otros criptoactivos se encuentra bastante bajo, para generar ganancias cuando venga la recuperación de los mismos.

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