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En un video reciente, Sergey Nazarov, cofundador de Chainlink, explicó cómo la compañía está desarrollando la infraestructura necesaria para que DeFi, las stablecoins verificables, los fondos tokenizados y las identidades digitales interoperables funcionen de manera integrada como un sistema financiero global unificado.
La plataforma no es solo un conjunto de servicios, sino la traducción práctica de un marco estandarizado donde cada capa -datos, conectividad, cómputo e identidad- se combina para habilitar transacciones avanzadas con nivel institucional.
Lo que se está formando es una arquitectura donde cada servicio -datos, conectividad, identidad, cómputo y liquidez entre cadenas- se integra para permitir un flujo completo de operaciones financieras complejo, seguro y verificable.
Un sistema donde cada pieza encaja
La visión comienza con un concepto claro: los estándares son el núcleo, y las aplicaciones son su expresión práctica. Por ejemplo, una stablecoin que demuestra sus reservas utiliza el servicio de Proof of Reserves, construido sobre el estándar de datos de Chainlink. Esa verificación genera confianza y permite que la stablecoin sea aceptada ampliamente.
Una vez recibida por una contraparte, esa stablecoin puede utilizarse para crear un fondo tokenizado. Ese fondo necesita datos de valoración de activos netos, provistos por un oracle de NAV también construido sobre el estándar de datos. Luego, un contrato de agencia de transferencias descentralizado -basado en el estándar de cómputo en CRE (Chainlink Runtime Environment)- procesa la emisión.
Cuando la stablecoin debe viajar hacia otra blockchain donde reside el fondo, la operación ocurre mediante CCIP, el protocolo de interoperabilidad que asegura transacciones cross-chain con garantías verificables. Esa transferencia activa un contrato de Delivery versus Payment que intercambia activo y pago de manera coordinada, combinando ejecución on-chain con el entorno de cómputo de Chainlink.
Para cerrar la operación, se requiere identidad verificable. Esto sucede mediante CCID, un sistema de identidad portátil en múltiples cadenas que combina el estándar de cómputo y el estándar cross-chain. A esto se suma el Policy Manager, encargado de confirmar que la identidad cumpla los requisitos del contrato, también soportado por CRE.
El resultado es un flujo completo: creación de stablecoin verificada, emisión de fondo tokenizado, transferencias entre cadenas, cumplimiento regulatorio e identidad digital integrada. Todo ocurre gracias a un conjunto coherente de estándares convertidos en servicios.
Hacia la adopción financiera masiva
Chainlink no actúa solo: equipos como Space and Time, Swapper (XSwap) y la integración con Mastercard construyen servicios adicionales sobre los mismos estándares, ampliando el ecosistema.
La lógica es idéntica al sistema financiero tradicional, donde las transacciones funcionan gracias a estándares y servicios interoperables. La diferencia es que, en este caso, el proceso ocurre de forma abierta, programable y verificable en cadena.
DeFi ya depende mayoritariamente de Chainlink. El siguiente paso es que las instituciones tradicionales migren a esta nueva arquitectura. Cuando eso ocurra, el sistema financiero global no será simplemente una extensión de la banca actual: será una red unificada donde stablecoins, RWAs, identidades digitales y contratos de cumplimiento automático funcionen sobre los mismos estándares.
Eso es lo que Chainlink define como la plataforma que dará forma a la próxima versión del sistema financiero: una infraestructura común donde equipos independientes construyen servicios confiables que permiten operaciones avanzadas entre blockchains y actores institucionales. Y es también el camino hacia la verdadera adopción masiva.

















