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En el ETH Day de Devconnect ARG, Vitalik Buterin dejó en claro que la historia de Ethereum no puede entenderse solo desde el blockchain. Para él, la tecnología realmente transformadora es la criptografía, y Ethereum es apenas una pieza dentro de un conjunto más amplio de herramientas que redefinen cómo colaboran los seres humanos sin tener que confiar en intermediarios.
Vitalik recordó la visión original de Web3 en 2015, donde Ethereum convivía con otros sistemas como Swarm para almacenamiento distribuido y Whisper -hoy evolucionado en Waku- para mensajería descentralizada.
Mencionó también el papel de IPFS, que se convirtió en uno de los pilares del ecosistema. Su punto fue claro: el blockchain resuelve un problema, pero el Internet realmente libre exige un stack completo donde cada capa minimiza la necesidad de confianza.
La evolución del stack criptográfico: del cifrado básico a pruebas sin revelar datos
Vitalik explicó que hoy existen formas de criptografía mucho más avanzadas que el simple cifrado o las firmas digitales. Habló de tecnologías que permiten hacer cómputo sobre datos cifrados, generar pruebas criptográficas sin revelar la información original e incluso sistemas de ofuscación, que permiten ejecutar programas sin exponer su contenido.
Según él, estas herramientas permiten que múltiples actores colaboren a gran escala sin depender de una autoridad central. Ethereum, dijo, es altamente complementario a este universo, y gran parte de las aplicaciones más avanzadas del ecosistema ya combinan blockchain con tecnologías como ZKPs o FHE.
Incluso mencionó un ejemplo concreto: un monitor de calidad del aire capaz de generar datos útiles para la ciencia sin comprometer la privacidad de las personas. Un caso real que evidencia cómo la criptografía puede resolver problemas cotidianos.
Neutralidad, apertura y cooperación sin permiso
Vitalik volvió sobre uno de los conceptos más repetidos en su discurso: la neutralidad creíble. Ethereum, aclaró, no existe para favorecer a un país, una empresa o un poder específico. Su misión es ser infraestructura global abierta, capaz de funcionar igual para todos.
También remarcó que la apertura de Web3 no es solo API pública ni código descargable. Habló de apertura total en todas las capas, donde cualquier persona puede usar y crear, no solo consumir. Esa es la diferencia entre una red construida como comunidad y una construida como empresa.
Para él, la idea central es esta: la cooperación humana puede organizarse sin necesidad de actores que concentren poder. La criptografía permite que procesos sociales enteros -desde pagos hasta gobernanza, desde mensajería hasta identidad- funcionen sin pedir permiso.
De la blockchain al tejido social del futuro
Vitalik cerró remarcando que Ethereum no es un proyecto aislado, sino un miembro de un conjunto de tecnologías que están creciendo muy rápido y que, combinadas, pueden habilitar «un mundo más libre, más abierto y más cooperativo».
No se trata solo de mejorar blockchains ni de acelerar transacciones. Se trata de reconstruir las bases del Internet -y, en última instancia, de la coordinación humana- sobre herramientas que no requieren confianza ciega.
En Buenos Aires, Vitalik no presentó una actualización técnica. Presentó un cambio civilizatorio:un mundo donde la criptografía, y no las instituciones, se convierte en la garantía principal de cómo interactuamos.
