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La minería Bitcoin ya no es un negocio técnico, sino un frente geopolítico. En LABITCONF 2025, los panelistas coincidieron en que el mapa del poder de hash se está redibujando entre China, Estados Unidos y una América Latina que busca su lugar. Lo que antes era una carrera por máquinas, hoy es una disputa por el dominio energético y la soberanía digital.

Panel de Minería Bitcoin en LABITCONF 2025. Fuente: CriptoTendencia

China: el fabricante del poder

El argentino Walter Salama, fundador de BITPATAGONIA, recordó la raíz del problema: «Toda esta industria depende de los chinos. Son los únicos que pueden fabricar las máquinas. No hay financiación fuera de Asia».

Desde 2014, la cadena de suministro de la minería Bitcoin ha estado concentrada en unos pocos fabricantes, principalmente Bitmain y Whatsminer, que controlan el mercado de los ASIC. Este dominio deja a los países latinoamericanos sin poder de negociación ni acceso a crédito competitivo.

Cuando se suman las barreras logísticas, los impuestos a la importación y la volatilidad cambiaria, el resultado es claro: una industria con alto potencial, pero sin el oxígeno financiero que permite escalar. «Nosotros vimos la crisis de 2018, la de 2022 y probablemente veamos otra», advirtió Salama, destacando la fragilidad de un ecosistema que depende del crédito asiático y de los ciclos de precio del Bitcoin.

Trump y la ofensiva energética

Del otro lado del tablero, Estados Unidos emerge con una estrategia explícita. «Trump quiere que su país sea el líder mundial en poder de hashing», subrayó Julián Caccia de Coin Box Mining.

En los últimos meses, el nuevo presidente impulsó políticas para atraer capital minero, reducir impuestos a la infraestructura energética y repatriar parte de la producción de equipos, mientras su propio hijo invierte en empresas del sector.

El mensaje es claro: Estados Unidos busca contrarrestar la influencia china en el hardware y consolidar el dominio del software, los data centers y la energía. La minería se convirtió en una herramienta estratégica de soberanía económica y tecnológica.

Latinoamérica: energía sin poder

En medio de esta guerra silenciosa, América Latina aparece como la gran reserva energética global, pero con escasa capacidad de influencia. Paraguay y Brasil cuentan con excedentes eléctricos gigantescos; sin embargo, la falta de marcos regulatorios claros y estabilidad macroeconómica impide que la región capitalice su ventaja.

«Nos encantaría minar en nuestros países, pero las condiciones no son las mejores», lamentó Caccia. El problema no es la falta de recursos, sino la falta de visión estatal: gobiernos que no comprenden el valor estratégico de transformar energía en activos digitales.

El nuevo tablero global

La minería ya no es solo una actividad económica: es la base física del sistema Bitcoin y una fuente de poder en la economía digital. Si América Latina no actúa pronto, quedará relegada a ser exportadora de energía barata y compradora de tecnología extranjera.

El desafío, según los panelistas, no es competir con China o Estados Unidos, sino construir soberanía energética y tecnológica desde la cooperación regional. El poder de hash del futuro se definirá no en los mercados, sino en los cables.

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