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La computación cuántica dejó de ser un concepto futurista para transformarse en un desafío real. En LABITCONF, un panel integrado por Federico «Fox» Zupicich (B4OS.dev), Matías Bilkis (QutSur Consulting Group), Laura Converso (Accenture) y Miguel Warlies (Quantum Patagonia) abordó uno de los temas más inquietantes para el ecosistema: ¿qué ocurrirá cuando una computadora cuántica sea capaz de vulnerar la seguridad de Bitcoin?

Panel de Computación Cuántica en LABITCONF 2025. Fuente: CriptoTendencia

Un cambio de paradigma

El físico Matías Bilkis explicó que la computación cuántica no es una evolución de la tecnología actual, sino una ruptura total del paradigma.

Mientras las computadoras clásicas procesan información mediante bits -ceros y unos-, las cuánticas operan con qubits, que pueden estar en múltiples estados al mismo tiempo gracias a fenómenos como la superposición y el entrelazamiento.

«No es una mejora de la oscuridad, sino el descubrimiento del fuego», resumió Miguel Warlies, aludiendo al poder transformador de esta nueva etapa.

Federico «Fox» Zupicich agregó que esta capacidad multiplica exponencialmente el poder de cómputo, permitiendo resolver en minutos problemas que hoy llevarían siglos. Sin embargo, ese poder podría tener consecuencias devastadoras para la seguridad digital tal como la conocemos.

El algoritmo de Shor: el talón de Aquiles de Bitcoin

Bitcoin se basa en un sistema criptográfico de llaves públicas y privadas, donde la primera se usa para recibir fondos y la segunda permanece secreta para firmar transacciones. Hoy, con la tecnología clásica, es prácticamente imposible derribar una llave privada a partir de una pública debido a la complejidad matemática de las curvas elípticas utilizadas. Pero en el universo cuántico, ese principio podría colapsar.

El algoritmo de Shor, diseñado específicamente para factorizar grandes números de manera eficiente mediante computación cuántica, podría revertir el proceso y revelar las llaves privadas a partir de las públicas. En ese escenario, cualquier dirección de Bitcoin expuesta quedaría vulnerable, incluyendo las legendarias monedas minadas por Satoshi Nakamoto.

Zupicich advirtió que algunas direcciones antiguas de Bitcoin serían especialmente fáciles de romper con una computadora cuántica suficientemente poderosa. Por ello, varios investigadores trabajan en desarrollar esquemas criptográficos postcuánticos que permitan una migración segura.

BIP 360: la defensa postcuántica de Bitcoin

En la comunidad ya existe una propuesta concreta: el BIP 360, una mejora del protocolo que incorpora algoritmos resistentes a la computación cuántica. Este plan aborda incluso el dilema de las monedas inactivas, proponiendo mecanismos para evitar un colapso si alguien logra acceder a direcciones antiguas mediante un ataque cuántico.

Una de las ideas en debate es limitar las transacciones vulnerables a una por bloque, reduciendo la posibilidad de que una sola entidad libere millones de BTC de forma masiva y cause un caos en el mercado.

Sin embargo, como recordaron Warlies y Converso, el mayor obstáculo no es técnico sino de gobernanza. Actualizar Bitcoin implica consenso entre miles de nodos y desarrolladores independientes. Esa descentralización, que constituye su mayor fortaleza, también vuelve el proceso de cambio lento y complejo.

«En una empresa, los cambios pueden implementarse rápido; en una red descentralizada como Bitcoin, lleva años», subrayó Warlies.

¿Cuánto tiempo tenemos?

El reloj cuántico ya empezó a correr. Según explicó Laura Converso, hasta hace poco se creía que se necesitaban 20 millones de qubits físicos para romper la criptografía actual. Sin embargo, nuevos estudios de Google redujeron esa estimación a un millón de qubits, un salto que demuestra lo acelerado del avance.

Es un objetivo en constante movimiento. Nadie puede asegurar si faltan tres, cinco o treinta años, pero una cosa es cierta: cuando lleguemos tarde, será demasiado tarde, advirtió Converso.

En ese contexto, el consenso del panel fue claro: el momento de actuar es ahora. Migrar hacia estándares postcuánticos no solo es una necesidad técnica, sino una cuestión de supervivencia para el sistema financiero descentralizado.

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