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China está impulsando una estrategia audaz para transformarse en el nuevo centro mundial de custodia del oro. El Banco Popular de China (PBOC) estaría usando la Bolsa de Oro de Shanghái para persuadir a bancos centrales de países aliados de que compren oro y lo almacenen dentro de China.
De esta manera, reforzaría su influencia en los mercados del metal precioso, mientras busca erosionar la dependencia global del dólar estadounidense.
Mecanismos de China y alcance de su iniciativa
El plan comenzó en los últimos meses, según fuentes anónimas entrevistadas por Bloomberg, que mantienen cercanía con las negociaciones. China propone que los bancos centrales compren oro directamente y lo dejen custodiado en sus cámaras acorazadas vinculadas con la Bolsa de Oro de Shanghái.
Esto implicaría que las reservas de estos países queden físicamente dentro del territorio chino, incluso si pertenecen a gobiernos extranjeros.
La iniciativa ya habría despertado interés en al menos un país del sudeste asiático, lo que evidencia que no es un proyecto puramente simbólico, sino que tiene proyección real de adopción regional.
El PBOC también ha estado comprando oro de forma constante durante al menos diez meses, consolidando su estrategia de acumular reservas y fortalecer su perfil como jugador en el mercado metálico global.
Además, China ha introducido nuevas cámaras acorazadas dentro de la Bolsa de Oro de Shanghái y ha lanzado contratos de oro offshore (por ejemplo, en Hong Kong) para facilitar que participantes internacionales operen con oro en yuanes. También ha suavizado las restricciones a la importación de oro, facilitando los flujos que requieren operaciones de almacenamiento.
Motivos geopolíticos: debilitar el dólar y reforzar el yuan
Una motivación clara detrás de esta estrategia es debilitar la posición global del dólar como reserva principal. Al impulsar la custodia de reservas de oro en China, Pekín busca reconfigurar el poder financiero global y restar protagonismo a Londres, Suiza y EE. UU.
China busca una infraestructura de custodia confiable que atraiga reservas extranjeras, permitiendo a bancos centrales comprar oro en yuanes y fortalecer su internacionalización frente al dólar.
Al mismo tiempo, el alza del precio del oro ha acompañado esta narrativa: tras conocerse el proyecto, el oro spot subió hasta un 1,2% y alcanzó máximos históricos, llegando a aproximadamente $3.787 por onza antes de moderarse.
La estrategia enfrenta grandes obstáculos. Londres domina la custodia de oro con más de 5.000 toneladas y bóvedas del Banco de Inglaterra valoradas en casi $600.000 millones, difícil de reemplazar.
Además, persisten riesgos geopolíticos: algunos países rechazan tener su oro fuera del territorio por soberanía o seguridad, y cualquier sanción o conflicto podría complicar su custodia y acceso.
Finalmente, aunque China haya suavizado algunas barreras para importar oro, deberá mantener políticas que respalden la transparencia y estándares globales consagrados -para que bancos centrales extranjeros se sientan cómodos usando sus infraestructuras-.
Un cambio en el mapa de poder monetario
Si esta iniciativa logra avanzar con éxito, China no solo reforzará su posición en el mercado del oro, sino que podría cambiar la balanza del poder monetario global.
Convertirse en un custodio de oro para otros países otorgaría a Pekín un músculo financiero, simbólico y estratégico que podría acompañarse de mayor influencia en decisiones monetarias, reservas de divisas y alianzas estratégicas.
Sin embargo, la viabilidad dependerá de muchos factores: que China garantice seguridad, liquidez, neutralidad, independencia operativa y confianza política. Si logra equilibrar esos elementos, podría estar gestando una transformación silenciosa del sistema de reservas globales. Pero si falla, será una ambición lejana frente a siglos de tradición en centros históricos del oro.

















