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Ecuador no es uno de los mercados más visibles en la región, pero está empezando a perfilarse como un caso relevante en el uso de criptomonedas para remesas y trazabilidad de productos.
Las remesas enviadas desde el exterior -que superaron los USD 5.300 millones en 2024- han sido un terreno fértil para stablecoins, especialmente USDT. Comunidades migrantes usan plataformas internacionales para transferir fondos más rápido y barato que los canales tradicionales.
En paralelo, Ecuador ha explorado casos de tokenización aplicados a la economía real. El proyecto Shrimp Partnership, en colaboración con IBM Food Trust, implementa blockchain para la trazabilidad de camarones de exportación, garantizando calidad y transparencia en la cadena de suministro. Este modelo abre la puerta a usos en otros sectores agroindustriales.
El ecosistema local es reducido en comparación con Argentina o Colombia, pero existen comunidades de desarrolladores y pequeños exchanges que atienden la demanda de stablecoins.
Regulación
Ecuador mantiene una postura conservadora frente a las criptomonedas. El Banco Central prohíbe su uso como medio de pago oficial, y la legislación vigente no reconoce a Bitcoin ni a otras criptomonedas como moneda de curso legal.
Las plataformas cripto pueden operar en el país, pero bajo limitaciones estrictas: no se permite su uso directo para cancelar bienes o servicios, aunque sí como instrumentos de inversión o para transferencias internacionales.
En términos fiscales, las operaciones con criptoactivos son consideradas actividades sujetas al Impuesto a la Renta cuando generan ganancias. No existe, sin embargo, un marco integral que defina reglas claras para exchanges o proyectos de tokenización.
Perspectiva estratégica
Ecuador avanza con pasos cautelosos: mientras mantiene restricciones legales sobre pagos en criptomonedas, permite casos de uso indirectos como remesas y trazabilidad en exportaciones.
El potencial del país está en aprovechar la tokenización de la agroindustria y la creciente adopción de stablecoins por parte de las comunidades migrantes. Si logra construir un marco regulatorio más flexible, podría transformarse en un hub de soluciones cripto vinculadas a sectores productivos, más que a la especulación financiera.
De lo contrario, seguirá siendo un mercado limitado en adopción interna, pero con casos de uso específicos que lo conectan a la economía global.

















