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La Unión Europea (UE) enfrenta un dilema crucial vinculado con la rápida desaparición del dinero en efectivo. La transición hacia los pagos digitales se acelera y genera grandes preocupaciones. En este contexto, expertos del Banco Central Europeo (BCE) impulsan la creación de un euro digital para ocupar el espacio que deja la retirada del papel moneda.

Según Piero Cipollone, miembro de la junta del BCE, una versión virtual del euro es indispensable para garantizar la soberanía monetaria de la UE. Advierte que el uso tradicional del efectivo está siendo reemplazado por soluciones digitales extranjeras o por activos vinculados a monedas foráneas como el dólar.

De no actuar, el BCE correría el riesgo de ceder soberanía monetaria a actores externos. Para evitarlo, la institución plantea que un euro digital debe convertirse en la alternativa natural al abandono del efectivo.

De acuerdo con Cipollone, esta versión debe asemejarse lo más posible al dinero físico y, al mismo tiempo, contar con cualidades únicas que la diferencien de las plataformas actuales. Entre ellas, destaca la privacidad como elemento fundamental y la capacidad de permitir pagos offline.

En términos prácticos, la moneda estaría desconectada del BCE y del sistema bancario en general, lo que permitiría a los usuarios operar con total privacidad, de forma similar a portar efectivo.

El euro digital no llegará pronto

A pesar de lo prometedor del proyecto, el experto advierte que no se debe esperar una moneda digital de la UE en el corto plazo. Subraya que será necesario un proceso de preparación que incluya tanto aspectos técnicos como legislativos. Así, los europeos deberán esperar entre 2027 y 2029 para poder utilizar este nuevo medio de pago.

Este margen de tiempo permitirá diseñar un activo que represente una verdadera evolución del efectivo: sin necesidad de cuentas bancarias, sin comisiones y sin que terceros tengan acceso al historial de operaciones.

En pocas palabras, la UE podría presentar en 2029 una moneda con funciones semejantes a las criptomonedas privadas como Bitcoin. Sin embargo, el BCE avanza a un ritmo lento frente a un problema que se percibe como urgente. Para entonces, es probable que stablecoins denominadas en dólares ya estén ampliamente difundidas entre los ciudadanos europeos.

Por otra parte, el BCE aclara que el euro digital no pretende competir con el dominio global del dólar. La prioridad será ofrecer una herramienta enfocada en minoristas y garantizar que el sistema de pagos de la UE permanezca bajo control soberano.

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