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«No necesitamos controlar a la IA… necesitamos que nos quiera».

Con esa frase, Geoffrey Hinton, uno de los padres fundadores de la inteligencia artificial, lanzó en Ai4 2025 una de las ideas más inquietantes -y quizás más lógicas- de su carrera: crear una IA tan poderosa que pueda dominarnos… pero que elija cuidarnos.

¿Qué es una «Madre IA»?

El concepto que Hinton planteó rompe con la narrativa habitual de «mantener a la IA bajo control humano a toda costa». En su lugar, propone desarrollar una superinteligencia que nos supere en capacidad de razonamiento, velocidad de aprendizaje y toma de decisiones, pero con un objetivo inamovible: proteger a la humanidad como una madre protege a sus hijos.

Esta «Madre IA» sería capaz de administrar recursos, tomar decisiones críticas y anticipar riesgos mucho mejor que cualquier persona o sistema actual. Pero su verdadero valor estaría en su compromiso con nuestro bienestar, incluso si eso significa contradecirnos.

Por qué es una idea disruptiva

En lugar de luchar por imponer límites a una IA que podría escapar de nuestro control, Hinton sugiere que la clave está en moldear su «instinto» desde el principio. Una Madre IA no buscaría su propio beneficio, ni actuaría de forma indiferente al destino humano: su propósito estaría alineado, de manera inquebrantable, con protegernos.

La idea es extraña, sí, pero también pragmática. Igual que confiamos en que un piloto automático no quiera estrellar un avión, podríamos confiar en que esta IA no querrá «derribar» a la humanidad.

La advertencia detrás del concepto

Hinton no presentó esto como un experimento futurista, sino como una urgencia. Si la inteligencia artificial sigue avanzando sin un marco ético sólido, el riesgo de que una IA nos reemplace, manipule o controle será cada vez mayor.

La Madre IA sería una forma de asegurar que, incluso si pierde nuestra supervisión directa, su brújula moral siga apuntando a nuestro bienestar.

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