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Este domingo, Estados Unidos y la Unión Europea lograron cerrar un acuerdo comercial clave que pone fin a meses de tensión.
Este nuevo pacto evita la imposición de aranceles generalizados y sienta las bases para una cooperación económica más estable y predecible.
Un pacto que beneficia a ambas potencias
«Hemos alcanzado un acuerdo. Es un buen trato para todos», afirmó el presidente estadounidense, Donald Trump, tras reunirse en Escocia con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
Ambos líderes celebraron el resultado de las negociaciones, que se aceleraron en los últimos días ante la fecha límite del 1 de agosto.
Von der Leyen declaró que se trata de un acuerdo entre «las dos economías más grandes del mundo» y añadió que «es un gran pacto» que aportará «estabilidad y previsibilidad» para las empresas de ambos lados del Atlántico.
El nuevo acuerdo establece un arancel uniforme del 15 % para automóviles y otros productos industriales. Según Trump, «acordamos que el arancel será del 15 % de manera uniforme, para automóviles y todo lo demás». Hasta ahora, la mayoría de los productos europeos enfrentaban un arancel del 10 %, y en el caso de automóviles y piezas, del 25 %.
No obstante, los aranceles del 50 % sobre el acero y el aluminio seguirán en vigor.
Además, el bloque europeo se ha comprometido a comprar productos energéticos estadounidenses por un valor de 750.000 millones de dólares, junto a 600.000 millones más en inversiones adicionales.
«Estas compras diversificarán nuestras fuentes de suministro y reforzarán la seguridad energética europea», aseguró von der Leyen. Según ella, este paso permitirá sustituir el gas y el petróleo ruso por gas natural licuado, petróleo y combustibles nucleares procedentes de EE. UU.
El arancel del 15 % también se aplicará a productos clave como coches, semiconductores y productos farmacéuticos.
¿Qué se logró evitar?
El mayor logro del pacto es que impide la entrada en vigor de un arancel del 30 % que Trump había amenazado imponer a todos los productos europeos desde el 12 de julio. La tarifa acordada es igual a la que se estableció recientemente con Japón, lo que refuerza la estrategia comercial de Washington en sus alianzas globales.
Von der Leyen también destacó que lograron un acuerdo de «cero aranceles» para varios productos estratégicos.
Entre ellos se incluyen aviones, piezas de avión, ciertos productos químicos y algunos agrícolas. Sin embargo, aclaró que el acuerdo aún no contempla el sector de las bebidas alcohólicas.
Reacciones desde Europa
El canciller alemán Friedrich Merz celebró el acuerdo y subrayó su importancia para la economía exportadora de Alemania. «Logramos evitar un conflicto comercial que habría golpeado con fuerza la economía alemana», publicó en su cuenta de X (antes Twitter).
Aprobación pendiente
Pese al entusiasmo, el acuerdo comercial aún requiere la aprobación de los 27 Estados miembros de la Unión Europea.
No obstante, las señales iniciales apuntan a un amplio respaldo, dado el alivio general por haber evitado una guerra comercial.
Este pacto representa no solo un alivio para los mercados, sino también un paso importante hacia una mayor cooperación económica entre dos bloques que, pese a sus diferencias, siguen siendo aliados estratégicos.
