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El yuan está ganando participación en los préstamos otorgados a países en desarrollo de Asia, en lo que representa un avance concreto de Pekín en su estrategia de desafiar la hegemonía del dólar en las finanzas globales.
Según un estudio de la Reserva Federal de EE. UU., entre el primer trimestre de 2022 y el segundo de 2024, los préstamos en dólares de bancos chinos a economías emergentes asiáticas cayeron un 16 %, mientras que los préstamos en yuanes se duplicaron.
Una decisión económica, una ambición geopolítica
El cambio responde en parte a los elevados tipos de interés en EE. UU. y Europa, lo que encareció el financiamiento en dólares. China, en contraste, recortó sus tasas desde 3,8 % a 3 % en el mismo período, haciendo que los préstamos en yuanes resultaran más atractivos desde el punto de vista financiero.
Pero detrás del diferencial de costos, hay una ambición estratégica: promover el yuan como moneda internacional de referencia, un objetivo que Pekín persigue desde la crisis financiera global de 2008.
«China está promoviendo el uso del renminbi como moneda de liquidación comercial», explicó Lynn Song, economista jefe para la Gran China de ING.

Una estrategia sostenida desde múltiples frentes
Además de la oferta crediticia en yuanes, China está internacionalizando su moneda a través de herramientas como la CIPS (plataforma de pagos transfronterizos) y el uso experimental del yuan digital. En 2024, la CIPS procesó 175 billones de yuanes, un salto del 43 % respecto al año anterior.
Por otro lado, casi el 40 % del comercio exterior chino ya se liquida en yuanes, frente al 20 % en 2022. También creció la participación de los bonos chinos en manos extranjeras, impulsada por los menores costos de financiamiento.
Sin embargo, los obstáculos persisten. Los controles de capital, el alto endeudamiento y la lenta apertura del sistema financiero siguen limitando el atractivo global del yuan, que hoy representa menos del 3 % de los pagos globales, según SWIFT.
El contexto geopolítico acelera el proceso
Analistas coinciden en que el distanciamiento con el dólar se aceleró tras la guerra comercial iniciada por Donald Trump, así como luego de las sanciones a Rusia por la invasión de Ucrania.
El temor a futuras represalias llevó a varios países a diversificar sus fuentes de financiamiento. No obstante, aceptar préstamos en yuanes implica riesgos cambiarios para países que no generan ingresos en esa moneda, advirtió Fraser Howie, analista del sistema financiero chino.
Además, nuevas amenazas desde Washington podrían complicar aún más este viraje: Trump amenazó recientemente con aranceles del 10 % a países que apoyen la agenda «antiamericana» del grupo BRICS, lo que podría frenar a naciones que buscan acercarse a China por razones económicas.

















