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El turismo está entrando en una nueva era donde la tecnología inmersiva y la Web3 se cruzan para transformar la forma en que viajamos. No se trata solo de visitar un lugar, sino de vivirlo antes, durante y después del viaje, en un entorno conectado, sensorial y descentralizado.

Viajar con los cinco sentidos (y más)

Desde museos que integran realidad aumentada hasta sitios históricos que reviven con hologramas, las experiencias inmersivas ofrecen una nueva dimensión al turismo.

Estos recursos permiten a los viajeros interactuar con su entorno de forma personalizada: ver reconstrucciones 3D de ruinas, escuchar idiomas locales con traducción en tiempo real o incluso «probar» platos típicos en simuladores multisensoriales.

Museos como el Louvre o el Smithsonian ya implementan estas tecnologías, y aplicaciones como TimeLooper permiten recorrer sitios históricos desde el pasado con realidad aumentada.

Web3 y la propiedad del viaje

La Web3 aporta un componente revolucionario: la propiedad digital y la transparencia. Con NFTs como pasaportes turísticos, entradas tokenizadas o recuerdos coleccionables, los viajeros no solo disfrutan experiencias, sino que también las poseen. Cada interacción queda registrada en la blockchain, asegurando autenticidad y permitiendo recompensas futuras por participación o fidelidad.

Algunos hoteles boutique ya están ofreciendo NFTs como pruebas de estancia, canjeables por beneficios futuros. Plataformas descentralizadas permiten que comunidades locales propongan y financien proyectos turísticos mediante DAOs, empoderando a los actores más pequeños del ecosistema y asegurando transparencia en la gestión de los recursos.

Ejemplos emergentes

Existen metaversos como The Sandbox o Spatial que vinculan regiones reales con espacios virtuales inmersivos. Algunas ciudades en Corea del Sur y Dubái están experimentando con turismo digitalizado en el metaverso para atraer viajeros.

Además, plataformas como Travala y TravelX están explorando modelos de recompensas tokenizadas, permitiendo que los turistas ganen tokens por reseñas verificadas, participación en encuestas o completando rutas inmersivas.

Una identidad turística digital

Este modelo construye una identidad digital del viajero: gustos, destinos recorridos, reputación en plataformas y logros desbloqueados. Todo queda contenido en una wallet Web3 que sirve como pasaporte extendido en experiencias futuras.

Aunque todavía incipiente, esta identidad turística descentralizada es uno de los desarrollos más prometedores del turismo inteligente.

Conclusión

Las experiencias inmersivas y la Web3 están creando una nueva forma de viajar: interactiva, segura y profundamente personalizada. En 2025, el cambio ya está en marcha.

Todo indica que el turismo del futuro no solo se recorre: también se vive en capas digitales interactivas, trazables y auténticas.

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