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Washington y Pekín firman un acuerdo que busca agilizar la exportación de tierras raras, que tras tensiones comerciales y barreras arancelarias se estuvo atascando.
El acuerdo busca mitigar el impacto que las restricciones habían causado en sectores estratégicos como la automoción, la tecnología y la defensa, donde la dependencia de las tierras raras chinas es particularmente alta.
Se liberan nuevamente las cadenas de suministro de tierras raras
Estados Unidos y China alcanzaron un acuerdo para agilizar las exportaciones de tierras raras e imanes desde China hacia EE.UU., según informó el secretario del Tesoro, Scott Bessent.
El conflicto comenzó cuando China suspendió estos envíos en respuesta a nuevos aranceles estadounidenses. La medida interrumpió gravemente las cadenas de suministro en diversos sectores. Algunos de los afectados fueron: el sector tecnológico, automotor, aeroespacial, semiconductores y defensa.
Aunque Pekín se comprometió en mayo a levantar las restricciones, la implementación había sido lenta, lo que llevó a EE.UU. a tomar nuevas medidas.
Una nueva etapa con revisión expedita de licencias
El marco ahora formalizado establece un mecanismo para acelerar las solicitudes de exportación de tierras raras y otros materiales, dentro de los límites legales. Además, incluye provisiones para emitir licencias temporales a fabricantes estadounidenses de automóviles y otros actores clave.
Bessent declaró sentirse «confiado» de que los imanes comenzarían a fluir nuevamente, confirmando una nueva fase de avance tras el fuerte impacto inicial.
Panorama geopolítico y tecnológico tras el acuerdo de exportación de tierras raras
El acuerdo entre Washington y Pekín no solo tiene implicaciones comerciales, sino que se sitúa en el centro de una competencia tecnológica y estratégica que redefine la relación entre ambas potencias.
Las tierras raras son componentes esenciales para fabricar, desde baterías y turbinas eólicas, hasta sistemas de guía para misiles. Lo que significa, que su relevancia en el asunto incluye la seguridad nacional y de influencia global.
Por esta razón, el compromiso para acelerar exportaciones refleja, por un lado, la necesidad de China de mantener su posición como proveedor clave sin aislarse de los mercados internacionales. Y por otro, el interés de Estados Unidos en reducir la volatilidad de su industria tecnológica y automotriz ante posibles cortes de suministro.
Aunque el acuerdo alivia las tensiones de corto plazo, también subraya la urgencia de diversificar fuentes y desarrollar alternativas fuera de China, una estrategia que Washington ha empezado a priorizar.
Perspectiva final: China accede a las peticiones de EE.UU. con cautela
Si bien se reaviva el suministro de tierras raras y se calma la tensión, la prudencia china y la dependencia estadounidense hacen que esta solución sea solo un respiro temporal. El verdadero desafío será construir alternativas de suministro que reduzcan riesgos estructurales a largo plazo.
