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Un estudio de la Universidad de Cambridge, mostró, recientemente, que las emisiones históricas de gases de efecto invernadero de Ethereum, antes de la importante actualización de software del año pasado, eran equivalentes a las emisiones anuales de Honduras.
Particularmente el algoritmo de consenso Proof of Work, también conocido por sus siglas PoW, utilizados por distintas criptomonedas y sus respectivas Blockchains, suelen consumir grandes cantidades de energía para el procesamiento de las transacciones, lo que genera críticas de ambientalistas y algunos inversores; sin embargo, calcular el impacto ambiental del sector cripto es complicado, dada su poca claridad y falta de datos centralizados.
En septiembre de 2022, la blockchain de Ethereum, la segunda con mayor capitalización de mercado en el mundo, se sometió a una importante actualización de software conocida como «The Merge», que redujo drásticamente su uso de energía al cambiar el algoritmo de consenso de Ethereum a Proof-Of-Stake, conocido también por sus siglas PoS.
Desde su lanzamiento en 2015, hasta esta importante actualización, las emisiones de gases de efecto invernadero de Ethereum ascendieron a 27,5 millones de toneladas equivalentes de dióxido de carbono (MtCO2e), según mostró el estudio. Para hacer comparaciones, podemos ver que Honduras emitió 27,7 MtCO2e en 2020, según Climate Watch.
Menor consumo de energía
Según los desarrolladores detrás del funcionamiento de Ethereum, en comparación con el sistema posterior a la actualización del año pasado, ahora se utiliza un 99% menos de energía. Según el estudio de la Universidad de Cambridge, sus emisiones anuales actualmente rondan el equivalente a 2,8 kilotoneladas de dióxido de carbono, aproximadamente lo mismo que cinco vuelos de ida y vuelta de Londres a Nueva York.
Anna Lerner, directora ejecutiva de Ethereum Climate Platform, una organización que busca utilizar la tecnología blockchain para acelerar el financiamiento climático, plantea que hay una concepción generalizada de que la blockchain es «una tecnología con altas emisiones», sin embargo, menciona y agrega que «Ethereum ha demostrado que no tiene por qué contaminar tanto», dijo Lerner.
Según Alexander Neumuller, líder de investigación sobre el impacto climático de los activos digitales en la Universidad de Cambridge, aseguró que el estudio se encuentra entre los exámenes más exhaustivos de las emisiones históricas de Ethereum.
Bitcoin, en comparación, genera alrededor de 73,9 MtCO2e al año, dijo Neumueller, según sus emisiones diarias en noviembre de 2022. Por lo tanto, las emisiones anuales de Bitcoin, la criptomoneda con mayor capitalización del mercado, son aproximadamente equivalentes a las de Camboya en 2020, según Climate Watch.
Preocupación sobre el alto consumo energético de las nuevas tecnologías
Líderes mundiales y delegados de casi 200 países, se darán cita en la cumbre climática COP28 a realizarse en Dubai, Emiratos Árabes Unidos, y una de las preguntas de la agenda es cómo maximizar la eficiencia energética en la industria.
La marca ecológica mundial que está dejando la tecnología sobre el planeta puede ser voraz y según el análisis publicado por el Foro Económico Mundial (FMI), en el primer trimestre del año, apunta a que las tecnologías digitales, incluyendo a las criptomonedas, son responsables de entre el 1,4% y el 5,9% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Esta cifra es más alta que la del tráfico aéreo: un sector que supone un 2% de las emisiones globales.
Por otro lado, el informe «Clicking Clean» de Greenpeace, apunta a que la solución no es desconectarse del mundo digital, sino reclamar que este se alimente a partir de fuentes de energía renovable.

















