Es difícil imaginar a un representante más improbable del cripto mundo que Dogecoin. Una criptomoneda temática basada en un perro japonés, que nació como una broma por parte de sus creadores, y que hoy es una de las protagonistas del mercado de criptoactivos. Sin embargo, a pesar del aumento de su precio, muchos consideran que la moneda virtual no tiene valor real por lo que eventualmente colapsará. Por ello, hoy discutimos si Dogecoin es una broma o el futuro del cripto mundo.
Las contradicciones del cripto mundo
Una de las mejores muestras de las múltiples contradicciones que existen en el cripto mundo es el ascenso de Dogecoin. Y es que, la moneda virtual no ha aumentado su precio en solitario. Si no que lo ha hecho como parte de un amplio movimiento alcista en el cripto mercado, que ha permitido el crecimiento de otras criptomonedas como Bitcoin, Ethereum y Binance Coin.
Sin embargo, mientras que BTC, ETH y BNB son reconocidas internacionalmente como criptomonedas de primer nivel. Con una utilidad obvia y fuertes comunidades respaldando su desarrollo. Dogecoin es todo lo contrario, una moneda de broma basada en el perro japonés Shiba Inu, y diseñada por sus creadores como un ejercicio intelectual.
Así, cuando la cripto comunidad ha alcanzado su mayor visibilidad hasta el momento, con decenas de inversionistas institucionales y grandes empresas tradicionales entrando o considerando entrar al cripto mundo. Los focos se concentran no solo en las principales criptomonedas, sino también en una moneda virtual que muchos preferirían que no existiese.
Dogecoin es más de lo que parece
No obstante, no es casualidad que Dogecoin sea la doceava criptomoneda del mundo según CoinMarketCap, con una capitalización de mercado de 7.000 millones de dólares, y un aumento en su cotización de más del 1.000% en lo que va de 2021. Pues, aunque no tenga el prestigio de Bitcoin, Doge es una gran representación de la forma en que funciona el mundo de los criptoactivos.
Y es que, el valor de las criptomonedas, y de todo el dinero en general, surge de las creencias sociales de las personas que lo utilizan. Ya sea un trozo de papel impreso con el que compramos bienes y servicios, o bits en una Blockchain, el dinero fiat y las criptomonedas solo tienen valor porque la gente cree que lo tienen.
Por esa razón, cuando una criptomoneda como Dogecoin, abandonada por sus creadores a su comunidad, sin ningún tipo de institución financiera detrás, y sostenido únicamente por sus usuarios, aumenta de precio, podemos ver aquí un ejemplo de la descentralización a la que aspiraban y siguen aspirando los miembros del cripto mundo.
Esto no quiere decir, ni mucho menos, que Dogecoin deba ser el modelo de criptomoneda que se consolide de ahora en más. Sin embargo, cuando una comunidad cree fuertemente en el futuro de un criptoactivo, independientemente de sus orígenes. Sin duda es un fenómeno que vale la pena analizar, y no desechar de buenas a primeras.
