Criptografía: ¿Quién fue Alan Turing y que hizo?

Corría el año 1939, la Segunda Guerra Mundial había comenzado hace poco, y la Guerra Relámpago de Hitler ya ha logrado sus primeros éxitos, convirtiéndolo en dueño efectivo de Europa Central, desarmando a una debilitada Francia y amenazando con acabar con la resistencia que ofrece el león británico.

El Reino Unido, frente a esta delicada situación, empieza a movilizar todos sus recursos económicos y humanos hacia el esfuerzo de guerra. Pronto Winston Churchill será nombrado Primer Ministro y la guerra total será la divisa bajo la cual los británicos se enfrentarán a la Alemania nazi.

Sin embargo, antes de que Churchill tomase el poder y guiase a la nación a una de las resistencias más heroicas de la humanidad, ya otro protagonista de la victoria aliada se encontraba trabajando, no en los campos de batalla, sino en Bletchley Park, en donde se encontraba el Servicio Británico de Descifrado. Su nombre: Alan Turing.

Para ganar la guerra era vital poder quebrar los códigos de comunicación del enemigo, y especialmente una máquina de sistema rotatorio utilizada por los nazis para cifrar sus mensajes llamada “Enigma”, para lo cual los británicos reunieron a las mejores mentes del área de la época, incluyendo a Turing.

No obstante, a pesar de todo el esfuerzo puesto para lograr comprender las comunicaciones cifradas del enemigo, para el equipo dedicado a esta labor fue imposible conseguir un patrón lo suficientemente claro como para entenderlas, hasta que Turing lanzó la pregunta que cambiaría el destino de la guerra, “¿Y si para luchar contra una máquina como Enigma hiciese falta otra máquina?”.

A partir de esta sencilla pregunta nació lo que sería la máquina Bombe, un artefacto que lograba descifrar las secuencias de Enigma y revelar los planes de los nazis. Este trabajo le otorgó a las fuerzas aliadas una ventaja insustituible que, según el Profesor Jack Copeland, acortó la guerra en 2 años y salvó 14 millones de vida.

Gracias a este trabajo criptográfico las fuerzas aliadas estuvieron un paso por delante de los fascistas, sin embargo, lamentablemente Turing no recibió los honores de los que era merecedor al dirigir el esfuerzo que llevó al quiebre de las comunicaciones nazi.

Y es que, tal como se puede observar en la película “The Imitation Game” dedicada a este héroe, Turing sería juzgado unos años después de finalizada la guerra por su homosexualidad, siendo encontrado culpable de “indecencia grave y perversión sexual” y sometido a castración química, lo que lo llevaría al suicidio 2 años después en 1952.

Aunque en el año 2013 la Reina Isabel II exoneró post-mortem a Turing de todos los cargos en su contra, lo cierto es que esta injusticia acabó antes de tiempo con una de las mentes más brillantes de la época, considerado como el padre de la computación moderna.

No solo en el área criptográfica fue Turing brillante, sino que nos dejó, además, entre otras cosas, la máquina de Turing, el concepto de un dispositivo que manipularía símbolos sobre una cinta de acuerdo a una tabla de reglas, y que serviría a los investigadores en computación como esquema para comprender los límites del cálculo mecánico.

Asimismo, Turing creo el “Test de Turing”, una prueba que permitiría reconocer la habilidad de una máquina para mostrar un comportamiento humano. Este test consiste en una conversación entre un ser humano y una máquina a través de un medio textual, como un chat, la cual sería analizada por una tercera persona que sabría que en la conversación participan una máquina y un ser humano.

Si pasados cinco minutos, el observador no es capaz de distinguir a la máquina del ser humano en al menos 70% de los casos, se considera que la misma ha pasado la prueba, siendo esta prueba un concepto esencial en materia de Inteligencia Artificial hasta nuestros días, y una prueba del genio de Turing, lamentablemente segado antes de tiempo.