El mundo financiero es la espina dorsal de la economía moderna. La capacidad de los capitales para moverse de una actividad productiva a otra, es lo que permite la creación de las grandes empresas que nos proporcionan los bienes y servicios que consumimos. Pero, ¿Y si hay una forma más eficiente de realizar este proceso? Hoy te hablamos de las finanzas descentralizadas.

Hoy en día, la mayoría de las transacciones financieras funcionan a través de intermediarios, es decir gracias a la intervención de grandes bancos que nos permiten, por una comisión (bastante alta cuando se trata de movimientos internacionales), movilizar nuestro dinero de un lugar a otro, dependiendo de donde obtendremos una mayor rentabilidad sobre nuestro capital.

Sin embargo, este tipo de transacciones acarrean una serie de problemas que dificultan la democratización del proceso, es decir que esté al alcance de todos. Entre los obstáculos que dificultan su masificación están las altas tasas que cobran los intermediarios para realizar las transacciones, la poca privacidad que se tiene en las mismas al pasar toda la información por un ente centralizado, y la dificultad de los mecanismos para llevar a cabo operaciones internacionales.

Por ello, las finanzas descentralizas (DeFi) surgen como una alternativa para realizar operaciones financieras internacionales. Las DeFi son un sistema construido en las cadenas de bloques públicas de Bitcoin y Ethereum, mediante el cual podemos transferir nuestro dinero sin pasar por un ente centralizado que lo controle todo.

Esto genera una serie de beneficios inmediatos al usuario, siendo el principal el pago de menores comisiones (3% contra el 7% promedio cobrado por los bancos), pero no deteniéndose allí. Y es que, las finanzas descentralizadas darán acceso a los mercados financieros a cualquier persona con acceso a Internet, no importando su localización geográfica o riqueza.

Además, gracias a las DeFi, aquellos que quieran realizar transacciones internacionales serán los únicos garantes de su dinero, no estando en manos de un tercero para su resguardo, sino en una Blockchain inmutable e incensurable.

Todos estos beneficios se resumen en la facilitación de los procesos que permiten que digamos, un ahorrista en España, pueda invertir su dinero en un préstamo para un campesino en Bangladesh, o que un inmigrante africano en Europa pueda enviar de forma barata y rápida dinero a su familia en su país natal, abriendo el mercado a una cantidad de capitales que hasta el momento no podían integrarse plenamente.

Sin embargo, aún falta mucho para que este sistema sea plenamente aceptado. Actualmente, la relativamente baja adopción de las criptomonedas, en comparación con su mercado potencial, generan una baja liquidez dentro del mercado de préstamos e inversiones descentralizadas, por lo que todavía falta un trecho que recorrer antes de ver a las DeFi alcanzar su máximo potencial.

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