En el mundo de las criptomonedas es claro la intencionalidad benévola de cambiar el sistema financiero de quienes día tras día son víctimas del brutal capitalismo autodestructivo de la sociedad.

Así grandes esfuerzos tecnológicos se hacen presente cada día, constantemente hay una evolución de la tecnología criptográfica utilizada hoy día para movilizar miles de millones de dólares, sin embargo aún no es suficiente.

Según datos del Banco Mundial, apenas un tercio mundial del dinero fiduciario es utilizado en los intercambios de criptomonedas, y más del 50% de ese porcentaje es utilizado para tradear, lo que nos deja un 50% distribuido para el intercambio de monedas transfronterizo, compra de bienes y pago de servicios a nivel mundial.

Cada día, nuevas alianzas y estrategias son anunciadas por magnates de la industria tecnológica, que según se dan a conocer en notas de prensas, las intenciones de estas alianzas es brindar la solución a problemas cotidianos con el uso de tecnologías de punta.

La realidad, apenas una parte minoritaria de la población mundial entiende lo que es el Bitcoin y las tecnologías asociadas, más común es encontrar a una persona que haya escuchado sobre las criptomonedas que a una persona que las entienda.

Paradójicamente, muchos que han invertido en las criptomonedas no la entienden, y muchos de quienes la entienden no cuentan con la capacidad económica para invertir en ellas. Ello no significa que dejen de buscar la manera de adentrarse en el mundo cripto, pero si es una gran limitación hasta ahora.

La realidad de las criptomonedas hasta ahora ha demostrado que su uso ha sido tergiversado por algunos pocos, pero por la capacidad intangible de revocar un sistema financiero tradicional en manos de unos pocos, hacen eco de hechos concretos por personas que delinquen utilizando el sistema de las criptomonedas.

Muchos apasionados esperan un cambio de paradigmas realmente rápido, asequible y universal; pero por ahora, la intencionalidad no ha sido suficiente para llegar a esa parte de la población que requiere respuestas concretas en sus necesidades básicas. El cambio del dinero fiduciario por el dinero basado en criptomonedas parace ser una utopía, más bien se presenta como un desafío difícil de lograr.

La falta de confianza en asuntos nuevos genera escepticismo, realidad ineludible para los pioneros en el mundo cripto. No resulta sencillo explicarle a un empresario las virtudes del uso de criptomonedas como balance entre las transacciones fiduciaria y la captación de nuevos mercados nacionales e internacionales impulsados por nuevas tecnologías ancladas a un mercado abierto sin mayores restricciones de fijación de precios, oferta y demanda.

Ello es así porque tenemos una cultura milenaria sobre el sistema fiduciario, pero carecemos de conocimiento técnico para entender las criptos, derivado esto de la juventud de un sistema único y revolucionario.

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