Uno de los problemas más grandes a los que se enfrenta la industria criptográfica es al relacionado con los temas de seguridad. Aunque cada día se avanza en el desarrollo de protocolos de seguridad más fuertes, también los delincuentes cibernéticos innovan y se reinventan en las formas que tienen para llevar a cabo sus crímenes.

En muchas ocasiones, casos que involucran el robo de criptomonedas quedan sin resolver debido a lo difícil que resulta rastrear estos activos. Sin embargo, las fuerzas policiales han demostrado perseverancia para encontrar a estos delincuentes y llevarlos ante la justicia, como lo ocurrido en uno de los últimos casos de la Europol.

Las fuerzas policiales de Europa, también conocidas como Europol, formaron una colación internacional entre diversas entidades similares, incluidas la Unidad Regional de Delito Cibernético del Suroeste del Reino Unido, la policía holandesa, Eurojust y la Agencia Nacional del Crimen del Reino Unido (NCA, por sus siglas en inglés), que se encargaron de arrestar a seis sospechosos de haber robado más de 27 millones de dólares en Bitcoin.

Los delincuentes habrían sido implicados en Typosquatting, una técnica en la cual se crea un sitio web fraudulento cuyo nombre es muy similar al de una plataforma ya establecida, sólo que varía por alguna letra; de ahí el “error tipográfico” que permite a los delincuentes cibernéticos engañar a los usuarios y hacerse con su información.

Casos como este han cobrado gran popularidad entre los delincuentes cibernéticos, ya que es una forma efectiva de engañar a los clientes casas de cambio, billeteras y otras plataformas criptográficas para obtener su información personal y, posteriormente, extraer sus monedas digitales.

Gracias a este método, se lograron robar los datos de inicio de sesión a miles de usuarios, lo que les permitió acceder a sus cuentas y robar sus fondos. De acuerdo con informes de la Europol, se vieron afectados más de 4.000 usuarios de Bitcoin en 12 países diferentes.

Las investigaciones de la coalición los guiaron hasta dos puntos de Europa donde se creía que los criminales podían tener sus bases de operaciones: Reino Unido y los Países Bajos. La Europol jugó un papel fundamental, ya que coordinó las acciones de las agencias británicas y holandesas, que compartieron información para llevar a cabo la operación de captura de la forma más efectiva posible.

Esto demuestra que, aunque las operaciones puedan resultar algo complicadas, las fuerzas policiales sí son capaces de encontrar y llevar ante la justicia a los que han cometido crímenes relacionados con las monedas digitales.

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