Una ola de rechazos por parte de las autoridades y comunidades locales ha venido tomando fuerza estos últimos días debido a la nueva propuesta que fue entregada en Houston, Texas para crear un “burdel de robots”, según informó el Clarín el pasado jueves 27 de septiembre.

La idea fue de Kinkys S Dolls, una compañía canadiense que ya abrió un establecimiento de este estilo en Toronto el año pasado, y actualmente se encuentra haciendo todos los trámites pertinentes en Houston para la apertura del local.

No obstante, el alcalde Sylvester Turner dijo que la ciudad está revisando las directrices para saber si el negocio infringe alguna ley de salubridad o seguridad pública que estén relacionados con este nuevo tipo de local comercial.

Turner indicó que no esto no va de la mano con un tema moral, pero sí aclaró que ese negocio no es el estilo de comercio que él quiere en la ciudad.

La agencia de noticias AP intentó contactar a Kinkys S Dolls el pasado jueves pero no obtuvieron respuesta.

Por otro lado, Elijah Rising, una organización sin fines de lucro con sede Houston, está centrada en la lucha contra tráfico sexual e inició una petición en Internet para que no se permita la apertura de un burdel en la ciudad.

Vale acotar que la prostitución aun es ilegal en Texas y en otros estados de EE. UU.

Los burdeles con “robots sexuales” son un negocio que está proliferando en Europa, y hasta ahora se ha reportado la apertura de establecimientos en países como Italia, España, Rusia y Alemania.

Pero para ponernos en contexto, ¿Qué son los robots sexuales?

Los robots sexuales son organismos que imitan a personas de un sexo u otro con inteligencia artificial para satisfacer las necesidades íntimas de hombres y mujeres.

Las femeninas cuentan con orificios vaginales, anales y bucales, y motores para mover manos, brazos, caderas, y generar expresiones faciales.

En general están hechas de plásticos que imitan la piel humana, y tienen distintas figuras y colores de piel, de acuerdo a las fantasías del cliente. Incluso, pueden mantener el calor en algunas partes del cuerpo, para hacer más completa la fantasía.

Esta es una de los aspectos que vienen en el paquete del desarrollo tecnológico. Es probable que ciertas personas no comulguen al respecto, pero no podemos negar que esto sucede y sucederá.

Cada vez que algo nuevo surge, en este caso la Inteligencia Artificial, siempre se produce un efecto colateral como este, que ya cada persona juzgará si es beneficioso o no.

Todos los inventos tecnológicos traen consigo este tipo de detalles que no son parte del objetivo. Por ejemplo, con Bitcoin el efecto colateral fue convertirse en la moneda de los cibercriminales, algo totalmente fuera de lo que Satoshi Nakamoto quería, pero poco a poco se irán reduciendo estos márgenes, al menos con problemas como este que están relacionados directamente con el crimen.

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